La soledad y la náusea espirituales de todo hombre que haya sufrido profundamente - la jerarquía casi viene determinada por el grado de profundidad a que los hombres pueden llegar en su sufrimiento-, su estremecedora certeza, que le impregna y colorea completamente, de saber más, merced a su sufrimiento, que lo que pueden saber los más inteligentes y sabios, de ser conocido y haber estado alguna vez 'domiciliado' en muchos mundos lejanos y terribles, de los que '¡vosotros nada sabéis!'..., esa soberbia espiritual y callada del que sufre, ese orgullo del elegido del sufrimiento, del 'iniciado', del casi sacrificado, encuentra necesarias todas las formas de disfraz para protegerse del contacto de manos importunas y compasivas, y, en general, de todo aquello que no es su igual en el dolor. El sufrimiento profundo vuelve aristócrata a los hombres, separa. Una de la formas más sutiles de disfraz es el epicureísmo, así como una cierta valentía del gusto, exhibida a partir de ese momento, la cual toma el sufrimiento a la ligera y se pone en guardia contra todo lo triste y profundo. Hay 'hombres joviales' que se sirven de la jovialidad porque, merced a ella son malentendidos -quieren ser malentendidos. Hay 'hombres científicos' que se sirven de la ciencia porque ésta proporciona una apariencia jovial y porque el cientificismo lleva a inferir que el hombre es superficial: - quieren inducir a una falsa inferencia. Hay espíritus libres e insolentes que quisieran ocultar y negar que son corazones rotos, orgullosos, incurables: y a veces la misma necedad es la máscara usada para encubrir un saber desventurado demasiado cierto. - De lo cual se deduce que a una humanidad más sutil le es inherente el tener respeto 'por la máscara' y el no cultivar la psicología y la curiosidad en lugares falsos. F.W.N - 'Más allá del bien y del mal'
1 comentario:
che date una vuelta por mi blog..dale? el tuyo es tremendo, me gusta mucho, es lindo, igual que vos, nos vemos.
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